El Efecto Wallenda en la Gestión de Proyectos
En tiempos disruptivos lo excepcional se convierte en algo habitual y
reinventarse más que una opción se convierte en una decisión que puede marcar
la diferencia.
¿Cuántas veces te has sentido
como si estuvieras caminando sobre una cuerda floja?, ¿En cuántos proyectos has
perdido el equilibrio?, ¿Cuántas veces por miedo al error has evitado o
postergado tomar una decisión?
El miedo es una emoción que se
manifiesta ante la percepción de un peligro real o supuesto, suele producir
sensaciones desagradables, incomodas y en ocasiones paralizantes. Como muchas
emociones el miedo tiene un propósito, a pesar de que muchas personas etiquetan
ésta emoción de forma negativa, en ocasiones es gracias al miedo que podemos
reaccionar a tiempo ante una situación de amenaza y es a pesar de él que
aceptamos múltiples retos.
Karl Wallenda fue un funambulista
que dedicó su vida al arte que tanto le apasionaba. Para él, la vida era eso
que ocurría cuando caminaba sobre una cuerda, tenía una larga y exitosa carrera
caracterizada por el ímpetu, confianza y la valentía. A los 73 años de edad,
aquejado por varios problemas de salud decide aceptar un nuevo desafío, ésta
vez la convocatoria tenía como fin ver a Karl caminar entre dos edificios del hotel
Conrad Condado Plaza en Puerto Rico. El 22 de marzo de 1978, se dieron cita
periodistas, fanáticos, y familiares, Karl Wallenda inició su caminata tal y como
lo había hecho a lo largo de toda su vida, a pocos metros de iniciar aquel
camino pierde la estabilidad, y tras algunos segundos luchando por el
equilibrio cae y pierde la vida.
¿Qué ocurrió que hizo que éste
reto le costara la vida?, ¿Qué marcó la diferencia? Fueron las preguntas que se
hicieron los testigos del hecho. Las hipótesis fueron variadas, no obstante,
varios investigadores coincidieron luego de entrevistar a miembros de su
familia, que Karl ocupo su mente en evitar caer en lugar de enfocarla en seguir
caminando. El Efecto Wallenda se presenta cuando todo el esfuerzo se orienta en
evitar el error al punto que se pierde de vista el objetivo que se desea
alcanzar.
En la gestión de proyectos en
tiempos disruptivos, se camina sobre una cuerda floja llena de obstáculos y de
factores que hacen que la posibilidad de perder el equilibrio sea una
constante, el Efecto Wallenda se hace presente en muchos equipos de proyectos
sobre todo en las etapas que requieren toma de decisiones. Según Norberto Peña
Quintero, las consecuencias que se pueden presentar producto del Efecto
Wallenda son la parálisis por análisis, cuando entramos en un ciclo de analizar
todo lo que ocurre o podría ocurrir en torno a una situación, sin que ese
análisis lleve a la acción o a una toma de decisiones efectiva y la segunda
consecuencia es la esperanza paralizadora que es aquella que se presenta cuando
esperamos las condiciones adecuadas o ideales para tomar una decisión o actuar
en pro del objetivo que se desea alcanzar. A los dos casos planteados por Peña
Quintero, le agrego una consecuencia adicional que surgió con base a mi
experiencia en el área de proyectos y es la parálisis por aprobación, ésta
ocurre cuando es tal la necesidad de obtener la aceptación del entorno que sin
importar los recursos que esto representa no se actúa sin contar con la
aprobación de todas las personas claves para el líder de proyecto tengan o no
que ver con éste, estos casos en conjunto con la definición inadecuada del
alcance del proyecto, la ausencia del manejo de escenarios para el diseño de
estrategia, la subestimación de la gestión de riesgos, la procrastinación y una
comunicación poco efectiva, entre otros factores, pueden hacer que un líder de
proyecto y su equipo pierdan el equilibrio y no alcancen los objetivos que se
han propuesto.
¿Qué podemos hacer para mantener
el equilibrio si el camino es tan delgado como una cuerda? El primer paso es
evaluar la perspectiva con la que calificamos lo que ocurre ¿reto o amenaza? Un
reto es una situación que representa un desafío, supone un proceso de
preparación y el superarlo se traduce en gratificación para la persona que lo
logra y para quienes lo acompañan en el proceso, una amenaza es un estímulo que
genera consecuencias negativas o representa un factor de vulnerabilidad en
algún aspecto de la vida de una persona. Las reacciones ante un reto o una
amenaza suelen ser diferentes, ante el reto buscamos todo aquello que nos falta
y fortalecemos lo que tenemos en pro de alcanzar el logro; por el contrario en
el caso de la amenaza utilizamos nuestros recursos para defendernos, huir o
disminuir el daño que se pueda presentar. Que elementos intervienen en el
proceso de seleccionar si estamos ante un reto o una amenaza: nuestra aptitud
(conocimientos, habilidades y competencias), nuestra actitud (disposición
mental y emocional) y los factores externos, la pregunta que creo conveniente
nos debemos realizar es ¿Gestionamos los proyectos desde la perspectiva de un
reto o de una amenaza?
Como los funambulistas, los
líderes de proyectos también tenemos nuestra barra estabilizadora a la que nos
aferramos firmemente, en este caso mi propuesta para tener una barra que nos
brinde estabilidad en el camino se basa en los siguientes aspectos:
o Fomentar
el pensamiento lateral en nosotros y en nuestro equipo de trabajo, esto permite
generar nuevas ideas, alternativas, nos libera del elemento restrictivo que en
ocasiones posee nuestro pensamiento lógico, nos permite actuar como
observadores más que como jueces de ideas, el pensamiento lateral provee
amplitud y flexibilidad.
o Manejo
de escenarios efectivos, que propicien el diseño de estrategias, las cuales en
conjunto con la concepción de la gestión de riesgos como un proceso vivo y
clave dentro de la gestión del proyectos, marcan las distintas rutas hacia el
objetivo que se desea alcanzar.
o Los
procesos precedentes se apalancan sobre el desarrollo y fortalecimiento del
equipo de trabajo, la integración, la optimización del proceso de comunicación
y la actitud de cada uno de los miembros del equipo del proyecto.
Para concluir mi mejor consejo,
si en algún momento te ves caminando sobre una cuerda y sientes que estás
perdiendo el equilibrio evita mirar abajo y paralizarte con lo que podría
ocurrir, has del miedo tu aliado para usar toda tu energía en seguir caminando.
El logro es de aquellos que no se
detienen.
Vanessa Pérez
Ing. Telecomunicaciones
MSc. Gerencia Pública
Coach Organizacional
RRSS @soyvanessaperez
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